jueves, 26 de abril de 2012

Los Ancestros


Los ancestros

Entonces paso el señor por delante de él, y proclamó: el Señor, Dios compasivo y clemente, lento para la ira y abundante en misericordia y verdad; el que guarda misericordia a millares, el que perdona la iniquidad, la transgresión y el pecado, y que no tendrá por inocente al culpable; el que castiga la iniquidad de los padres sobre los hijos y sobre los hijos de los hijos hasta la tercera y cuarta generación. Éxodo 34:6,7

INTRODUCCIÓN
Conocer acerca de nuestras raíces es de mucha importancia, pues entenderemos del por qué de nuestro carácter o personalidad. Existen rasgos físicos como el del color de la piel, estatura, etc., que se heredan y que son estudiados por la ciencia. Sin embargo, Hay caracteres de la personalidad que no se pueden analizar por medio del estudio de los cromosomas o genes. Cuántas veces nos sentimos orgullosos por nuestros antepasados o por el apellido de nuestra familia, sin saber qué clase de familia fueron o que origen tenemos. Hablar de ancestros es hablar de herencias.

I.          LAS HERENCIAS
Dice el diccionario que una herencia es el conjunto de caracteres  anatómicos o fisiológicos que los seres vivos heredan de sus progenitores. Lo que nosotros reflejamos es entonces, un regalo de nuestros padres.

En el libro de Génesis notamos un ejemplo de cómo  las herencias pueden afectarnos positiva o negativamente. Cam, quien era hijo de Noé, cometió un hecho mientras su padre estaba desnudo. Noé al tener conocimiento de lo que su  hijo había hecho, pronuncio maldición contra Canaán (Gn. 9:20-26). ¿Pero quién era Canaán?, Canaán fue uno de los hijos de Cam. Éste heredó genéticamente el mismo problema de su padre y como consecuencia la maldición que Noé había pronunciado (Gn. 10:6).

Tuvo tal cumplimiento esa maldición que los hijos de Cam fueron los personajes que habitaron en la tierra de Canaán; los jebuseos, amorreos, gergeseos, cananeos, etc. (Gn. 10:15-20) y a quienes Dios mandó destruir. Sin duda alguna, porque había llegado a una depravación sexual. Este hecho lo podemos comprobar por la destrucción de Sodoma y Gomorra.

Dice la Biblia que los sodomitas querían conocer (tener relaciones sexuales), con los ángeles que se hospedaron en  la casa de Lot (Gn.  19:5). Fue esa la razón por la cual Dios destruyó con fuego y azufre esas ciudades.

A nivel de nuestros antepasados, Dios visita la maldad de los padres sobre los hijos hasta la tercera y cuarta generación de los que le aborrecen (Ex. 20:5; He. 7:9).

Cuando se comete pecado o iniquidad se transmite a los hijos receptores o la capacidad para que los descendientes cometan lo mismo (Lam. 5:7; Gn. 20:2-7, 26:6-11). Es por eso que en la Biblia aparecen las genealogías de algunos reyes (2 R. 23:31-37).

La mujer que pidió ayuda a Eliseo es otro ejemplo de los ancestros. El esposo de la viuda antes de morir contrajo deudas que no pudo pagar. Para cobrar la deuda, los acreedores querían esclavizar a sus hijos (2 R. 4:1). Esto muestra que puede haber deudas de nuestros antepasados que quizás nosotros estamos pagando.

Daniel cuando oró por su pueblo reconoció que éste estaba en cautiverio, porque las generaciones anteriores nos prestaron atención a quienes hablaron de parte del Señor (Dan. 9:6).

La escritura menciona un refrán que refleja la verdad que hoy estudiamos “Los padres comen las uvas agrias, y los dientes de los hijos tienen dentera”. Proverbio que no volverá a ser usado como tal como lo expresa Jeremías 31:29 “en aquellos días...”. Finalmente, no se ha preguntado ¿cuántos años han pasado y heredamos las consecuencias por el pecado de Adán?

II.        ¿CÓMO SER LIBRES DE LAS HERENCIAS?
La palabra ancestro como tal no aparece en las escrituras; sin embargo, por ser un término que se refiere a nuestros antepasados tiene un respaldo Bíblico. Ancestro es: la suma de lo que somos y que hemos recibido por nuestros antepasados.

Al venir a los pies de nuestro Señor y Salvador fuimos rescatados  de la vana manera de vivir que heredamos (1 P. 1:18,19). Sin embargo, aunque somos salvos somos víctimas de ataduras, estorbos y, en algunos casos, hasta maldiciones que no permiten crecer y desarrollarse. Generalmente, no hay explicación razonable de estos problemas pero el Espíritu mostrará la puerta por la que se alcanzan y la forma cómo pueden romperse o deshacerse.

Es por el poder y la autoridad que el Señor no da por medio del Espíritu, que nosotros seremos verdaderamente libres al terminar con las herencias. Pero las herencias no serán erradicadas definitivamente a menos que nosotros no nos rindamos y sometamos al señorío de Cristo.

III.      LA RENUNCIACIÓN Y RUPTURA DE CADENAS ANCESTRALES
Para poder edificar hay que eliminar las ruinas antiguas (Isa. 61:4). Para que los ancestros no produzcan sus efectos en nosotros hay que renunciar a ellos. Renunciar significa romper todo vínculo con el pasado. Para renunciar es necesario aceptar que somos afectados por ellos y al mismo tiempo tomar la decisión de no seguir arrastrando el mal de sus antepasados. Hay enfermos que no quieren ser sanos para inspirar compasión. Hay que renunciar a hechicería, idolatría, votos de pobreza, degeneraciones, enfermedades, complejos, carácter, etc.

Dios nos puede transformar en un momento, pero somos nosotros los que debemos despojarnos o renunciar del lastre que tenemos de nuestros antepasados (Col. 3:9,10; 1 Jn. 3:1-3).

Nuestro interés debe ser limpiarnos, ser íntegros para que seamos vasos de honra (2 Ti. 2:19-21).

Ser libres de los ancestros será como cuando los habitantes de la cueva de Adulam salieron de ese estado y pasaron a ser vencedores.

CONCLUSIONES
·      Los ancestros es la suma de lo que somos y producto de la transmisión de nuestros antepasados.
·      Para ser libres de las herencias negativas es necesario, renunciar y romper toda transmisión que nos afecta.
·      El Espíritu Santo mostrará cuál fue la puerta para dar origen a cualquier deformación en el alma y la manera como ser libres de ella.

Limpiémonos de toda Contaminación


Limpiémonos de toda contaminación

Así que, amados puesto que tenemos tales promesas, limpiémonos de toda contaminación de carne y de espíritu, perfeccionando la santidad en el temor de dios.  2 Corintios 7:1

INTRODUCCIÓN
Tal petición pareciera que estuviera mal dirigida; sin embargo, el apóstol Pablo escribió ésta carta a la iglesia de Dios que estaba en Corinto. Esto nos muestra que el cristiano puede contaminarse, pero en su misericordia el Señor ha delegado siervos suyos para que ministren conforme al poder que Dios da y así ejerzan un servicio de limpieza dentro de los miembros del cuerpo de Cristo (Ap. 22:11).

I.          PERFECCIONANDO LA SANTIDAD:
Limpiarnos de toda contaminación es parte de la consagración  y que nos corresponde a nosotros realizar. Apartarnos a Dios para que él realice la santificación. Cuando el apóstol Pablo dice: “perfeccionando la santidad en el temor de Dios”, quiere decir que aborrezcamos el mal o el pecado. No se trata de sentir miedo, es negarnos y aborrecer al pecado. Si no hay temor de Dios no puede haber limpieza de contaminación.

Algunas personas buscan a Dios por miedo y no por temor a él. Cuando tomemos la decisión de limpiarnos de toda contaminación será el momento cuando expongamos nuestra voluntad ante Dios. El Señor orando por los suyos dijo: “Padre no te ruego que los quites del mundo, sino que los guardes del mal”. No tenemos justificación como para decir que porque estamos en el mundo nos contaminamos.

Daniel, por ejemplo, propuso en su corazón no contaminarse en Babilonia. Se trata entonces de luchar contra el mal, de despojarnos de todo aquello que esté impidiendo ser santos.

II.        LIMPIÉMONOS DE CONTAMINACIÓN:
No hay nada fuera del hombre que por entrar en él le pueda contaminar, pero lo que sale del hombre es lo que contamina. Es del corazón o del alma de donde salen los malos pensamientos, las inmoralidades sexuales , los robos, los homicidios, los adulterios, las avaricias, las maldades, el engaño, la sensualidad, la envidia, la blasfemia, la insolencia y la insensatez.
Todo lo que es contaminación en nosotros, es levadura, y dice la Biblia que un poquito de levadura leuda toda la masa (1 Co. 5:6-8). Una vez que estemos con problemas de contaminación no vamos a poder celebrar la fiesta de la pascua que es Cristo en nosotros, porque el pecado va estar ejerciendo presión en cada uno (Ex. 12:19,20).

Romanos 8 dice claramente que tenemos una lucha que librar para despojarnos de todo lo que es contaminación de la carne, pues quienes viven según la carne no pueden agradar a Dios.

Finalmente, puede haber contaminación de espíritu si se abren puertas a los emisarios del enemigo de nuestra alma (Ec. 10:8).

Es únicamente por el espíritu y nunca por fuerza propia, como seremos libres de toda contaminación. La Biblia dice que no nos fue dado un espíritu de cobardía sino de poder, de amor y de dominio propio  (2 Ti. 1:7). Sojuzguemos y señoreemos con la ayuda del Espíritu sobre toda nuestra tierra (alma).

CONCLUSIONES
·      Hay contaminaciones a nivel de la carne y de espíritu, de la que tenemos que limpiarnos.
·      El Señor ha delegado ministros para que sean ellos quienes nos ayuden, limpiándonos de toda contaminación.
·      Es viviendo y obedeciendo la voz del Espíritu como haremos morir las obras de la carne y mantendremos cerrada toda posibilidad de ser contaminados por espíritus.

La Liberación de Demonios


Liberación de demonios

Y estas señales acompañarán a los que han creído: en mi nombre echarán fuera demonios.  Marcos 16:17

INTRODUCCIÓN
El Señor dejó como señal para el que ha creído, que en su nombre se echen fuera demonios. Es la investidura de poder por el Espíritu Santo la que nos capacita para pelear contra ésta fuerza del mal.

La palabra demonio viene del griego daimon que significa espíritu inmundo y puede definirse como: espíritu inmundo enviado  por el diablo en contra de los que han creído o son salvos. Estos son los antítesis de los espíritus de Dios (ángeles), los cuales son enviados para servir por causa de los que heredan la salvación (He. 1:14).

En Efesios 6:12, el apóstol Pablo nos enseña que nuestra lucha no es contra carne y sangre, sino contra los poderes del mundo de tinieblas, contra las huestes espirituales de maldad en las regiones celestes. Conscientes que tenemos que fuerte lucha, debemos conocer al enemigo y sus súbditos para saber cómo pelear contra él o cómo reprenderlo.

I.          CARACTERÍSTICAS DE LOS DEMONIOS
a) Son comandados por el diablo (Lc. 11: 15)
b) Poseen regiones especiales (Mr. 5:1)
c)  Pueden afligir el cuerpo con enfermedades (Lc. 13:11-16)
d) Siendo inmundos tientan al cristiano con todo lo del mundo (Mt. 4:10)
e)  Tienen diferentes grados de maldad (Ef. 6:12)
f)    Se esconden tras un ídolo dominando al que cree en él (1 Co. 10:19,20)
g) Son portadores de error, seduciendo a los creyentes (1 Ti. 4:1)
h)  Instarán al final de este siglo a pelear contra Dios (Ap. 16:14)
i)     Reconocen autoridad (Lc. 4:41; Mt. 8:29)

II.        EL PROCESO DE POSESIÓN DEMONÍACA, LIBERACIÓN Y REINSIDENCIA
En el libro de Mateo capítulo 12 y versos 22 y 27 notamos claramente que los demonios no se expulsan entre ellos mismos. De allí que en los centros de espiritismo no pueden liberar a los endemoniados, esto significaría que el reino de satán estaría dividido.

En el verso 28 vemos que la liberación demoníaca únicamente se puede hacer por el Espíritu Santo, lo que significa que sólo los llenos del Espíritu pueden hacerlo, porque ya recibieron la investidura de poder para pelear contra estas huestes. En los versos 29 al 32 se ve cómo el cristiano comienza a ceder terreno a los demonios. Éstos primero se encargan de atarlo hasta ponerlo en contra de Dios y haciendo que desparrame la bendición de Dios, a tal grado que la sentirá como una carga.

Durante el proceso de posesión comienza a notarse un fruto como lo dice el verso 33. El fruto es el hablar. Dice la Biblia que de la abundancia del corazón habla la boca. En la mayoría de los casos se principia murmurando y puede llegar hasta la pronunciación de maldiciones, etc. Mientras que el hombre limpio de su buen tesoro saca cosas buenas; quien está contaminado, con el hablar demostrará su mal. Quien está en proceso de ser estorbado por parte de demonios sólo busca lo espectacular, como lo dicen los versos 38 y 39, buscando señales, porque ya nada le satisface.

Cuando el Señor libera, verso 43, el espíritu inmundo sale del hombre deseando volver a posesionarlo. Esto hace que el liberado esté en peligro mayor, pues si se descuida el espíritu inmundo encuentra la casa como lo describe el verso 44, desocupada, porque fue liberado; barrida, porque fue ministrado, y arreglada, porque el Espíritu Santo la ha ordenado.

Sin embargo, en el verso 45 notamos la reincidencia o la entrada nuevamente del espíritu inmundo, pero con siete espíritus más depravados que él. Esto hace que el estado final de aquel hombre resulte ser peor. Por esta razón es vital que la persona liberada continúe un proceso de ministración de su alma. Será necesario acudir a un ministro preparado por el Señor, sólo de ésta manera se cerrarán portillos y la serpiente no entrará más (Ec. 10:8).

CONCLUSIONES
·      El poder hacer la liberación de demonios, lo dejó el Señor como señal para todo aquel que cree en él (Mr. 16:17).
·      Ésta liberación se hace por el Espíritu de Dios; por lo tanto, pueden liberar los llenos con Espíritu Santo.
·      Mantenemos una lucha constante contra huestes espirituales de maldad (Ef. 6:12).
·      Lo que evidencia que un creyente puede estar contaminado es la murmuración; o bien, su escepticismo a la palabra, alabanza, etc.
·      El creyente podrá ser liberado de cualquier contaminación, pero si reincide su postrer estado será peor.
·      Mantenernos limpios permitirá al Espíritu Santo fluir mejor en nosotros.

La Imposición de Manos


La imposición de manos

No impongáis las manos sobre nadie con ligereza, compartiendo así la responsabilidad por los pecados de otros, guárdate libre de pecado. 1 Timoteo 5:22

INTRODUCCIÓN
La imposición de manos es un acto de fe por medio del cual se establece contacto para recibir de parte de Dios. Es uno de los rudimentos de la doctrina (He. 6:1,2). Es una ordenanza y una verdad enseñada por nuestro Señor en su ministerio terrenal (Mt. 8:3; Lc. 13:11-13). Una objeción entre otras para no imponer manos, es el temor a contaminarse o adquirir los males del ministrante (Lc. 10:19). Sin embargo, a la luz de la palabra veremos que se puede recibir salud tanto física como del alma.

I.          POR QUÉ SE IMPONE MANOS
En el Antiguo Testamento la imposición de manos era ejercida solo por los patriarcas, profetas y sacerdotes. Los padres imponían manos sobre sus hijos para transmitirles bendición (Gn. 48:14). Los profetas imponían manos sobre quienes les iban a suceder. Moisés consagró a Josué como su sucesor imponiéndole las manos (Nm. 27:18-23). La imposición de manos era entonces, una comunicación de bendición o de poder. De igual manera se podían transmitir maldiciones de esta manera (Lv. 24:14).

En el Nuevo Testamento el Señor nos dió ejemplo al bendecir a niños (Mr. 10:16) sanar enfermos (Mr. 5:23), etc. La iglesia que narra el libro de los Hechos experimentó recibir el don del Espíritu Santo por medio de la imposición de manos (Hch. 19:6), se delegaban misioneros para cumplir con la evangelización (Hch. 13:3), señales y prodigios se hacían en el pueblo por mano de los apóstoles (Hch. 5:12).

Hay quienes creen que ésta doctrina era una costumbre judía, pero al estudiar al Nuevo Pacto no se puede evitar la imposición de manos. Queremos dejar claro que imponer manos no debe ser un rito más. Es por eso que el apóstol Pablo recomienda a Timoteo que no lo haga a la ligera, sino, bajo la guianza del Espíritu. De lo contrario solo despeinará a la gente.

Pero ¿qué tendrán las manos para que por medio de la imposición sucedan muchas maravillas? Simón el mago, al ver las obras que se hacían por medio de los apóstoles quizo comprar este don (Hch. 8:13-21). Lo curioso es que hoy día casi a nadie le llama la atención imponer manos, en aquel tiempo, era todo lo contrario, la razón, los efectos que eso producía.
En algunas iglesias ésta práctica se ha dejado sin duda porque al imponer manos no ocurre nada. Por el contrario, que bendición sería si por hacerlo se recibe visitación de parte de Dios. Cuantas veces venimos al servicio cargados y desearíamos que alguien nos ayudara. Que alivio cuando sentimos las manos de un hermano o hermana que con unción establece contacto. Nuestro espíritu recibe y como consecuencia nuestra alma y cuerpo se vuelven blandos. El peso de la carga desaparece, recibimos nuevas fuerzas como quien carga batería.

Pero ¿por qué no suceden milagros, se recibe el Espíritu, sanan enfermos, salen fuera los demonios, etc. por la imposición de manos? Sin duda porque hemos dejado de creer, no somos sensibles al mover del Espíritu, en nuestro interior razonamos y nos oponemos, creando una barrera que detiene la visitación.

La imposición de manos no debe ser motivo de exhibir habilidades, pues es Dios quien capacita a sus siervos para ejercer este don, el propósito de imponer manos es glorificar a Dios (Lc. 13:11-13).

II.        LA IMPOSICIÓN DE MANOS EN LA MINISTRACIÓN
La imposición de manos se avala hoy día según Marcos 16:18, sin embargo, es un don no de todos sino de los ungidos solamente, no especialmente de los ministros, sino de los que creen.

Esta hermosa verdad va a ser restaurada en la medida que se dé un crecimiento del don de discernimiento de espíritus. Este don dará la guianza para imponer manos. Esto no implica necesariamente que debe haber una voz audible pero sí una indicación certera para que haya efectos. Cuando uno impone manos sin guianza, puede estar bendiciendo lo que Dios no quiere bendecir, compartiendo con pecados ajenos.

Por medio de la imposición de manos el ministrado puede recibir bendición, sanidad, poder y consuelo. El hombre natural utiliza sus manos para inspirar confianza con sus semejantes, cuanto más si se hace bajo la guianza  y unción del Espíritu.

Puede suceder que mientras se imponen manos los demonios se manifiesten, por lo que debemos tomar autoridad, atar o echarlos fuera (Lc. 5:40). Hay ocasiones en las que los demonios hablan a través de la persona y tratan de infundir temor a quien está ministrando. Ningún demonio puede atacarnos a menos que haya una puerta abierta para hacerlo. No debemos dar ninguna atención a las amenazas de los demonios porque todos son mentirosos y acusadores (1 Jn. 3:8b). Finalmente, entendemos que parte de la preparación del que ministra es el tiempo que dedique a la oración. El apóstol Pablo recomienda que al orar, nuestras manos sean santas, sin ira ni contienda (1 Ti. 2:8).

CONCLUSIONES
·      La imposición de manos es un rudimento de la doctrina por medio de lo cual se establece un contacto.
·      La imposición de manos no es una orden exclusiva de los apóstoles, sino de todo el que crea y que sea guiado por el Espíritu (Hch. 9:17).
·      Imponer manos es parte de la ministración y en donde pueden suceder milagros, sanidades, espíritus salir, etc.
·      Son persona autorizadas por el Espíritu quienes imponen manos.